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jueves, 13 de septiembre de 2012

Un vuelo…Sin retorno


Comandante FAP Abraham Lescano Salazar 


Joven estudioso, deportista, amante de la buena lectura, buen amigo, cariñoso, mejor hijo, de espíritu alegre y jovial, decidido y emprendedor, comprometido con el trabajo, proactivo e innovador, líder natural, formado con principios y valores que siempre lo caracterizaron. 

            Una llamada telefónica perturbo la calma que reinaba en ese momento, dando paso a comentarios y murmullos, unos entraban y otros salían, algunos se mostraban desconcertados, otros  perturbados, los más mostraban en sus rostros angustia, dolor y congoja, el timbrado de los teléfonos saturaba el ambiente, unos pocos no comprendían que estaba sucediendo.
            El sol radiante, desataba su furia no permitiendo que nube alguna brindara la sombra que reclamaban los mecánicos y armeros, quienes ansiosos esperaban el retorno seguro de los fierros que horas antes habían estado en sus manos, y cual padres afectuosos los habían visto una ves más elevarse por los cielos, mientras el ruido ensordecedor que desataban, los hacían vibrar y les aceleraba sus corazones. 
            Los fierros como afectuosamente llamamos a las aves de acero que surcan nuestro cielo soberano, eran guiadas  por aguerridos jóvenes, imbuidos en una mística y espíritu combativo que caracteriza a quienes decidieron hacer del cielo, su hogar, a sus camaradas de armas, su familia, del honor, entrega y sacrificio, la razón de su existir. 
            La impaciente espera, del retorno a casa nuestros fierros, se vio bruscamente perturbado al visualizar en el horizonte la ausencia de una de las aves. La temperatura iba en aumento, el viento agitaba, el silencio dio paso al ruido, el estruendo esperado del rugir de los motores, no sonaba con la misma intensidad.
            Un ave de acero no habían retornado al nido, activándose la alarma que trajo consigo el desconcierto entre presentes. El sol dio paso a una penumbra más penetrante que la noche misma,  el silencio se hizo más agudo, el viento en señal de respeto dejo de soplar. Un vacio inesperado aparecio en los carazones de su madre, hermanos y amigos; vacío que el tiempo superficialmente va cubriendo con los recuerdos y la satisfación de saber que su ser querido, partió a la eternidad cumpliendo su juramento de defender a su patria aún a costa de su propia vida.
            Aquel día, éste joven piloto, se acerco aún más a Dios, quién lo cobijo a su lado. Su legando de valores, entrega y sacrificio, nos fortalece y compromete a seguir custodiando el cielo de Quiñones. 

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