Por el Tte Crl EP Humberto E.
Pacheco Paredes.
Descubrir
un verdadero “lobo” en la espesura del
monte, en la inhóspita, fangosa,
encrucijada y accidentada selva nuestra, no es una cosa que ocurra todos los
días y verdaderamente sí tiene un significado muy especial para mí.
En
medio de la Selva Alta o Rupa Rupa, en la región Amazonas, provincia de
Condorcanqui, se ubica en las orillas del caudaloso río Santiago, el mágico
Batallón de Infantería de Selva Nº 85 “AMPAMA” y con el, uno de sus mejores
hijos, el glorioso y heroico Puesto de Vigilancia (PV) “CHIQUEIZA”, pues
durante el conflicto con el Ecuador el
año ’95, cumplió un rol muy importante en salvaguardar su defensa, manteniendo
incólume su línea de frontera, a pesar de las malas intensiones del país vecino
del norte.
Es
así, como un torrentoso y lluvioso día, un 29 de enero del año en mención, bajó
del cielo en una aeronave, al PV CHIQUEIZA, un joven teniente de infantería de
la especialidad de comando, de talla media alta, tez blanca, cabellos negros, muy
alegre y divertido, locuaz e intrépido; pero, a la vez, por sobre todas las
cosas, aguerrido, valiente y arriesgado.
Era
el único que usaba polo blanco y cuando le ordené que se coloque un polo verde,
al igual que todos, me respondió, con la audacia y chispa que siempre lo caracterizaba:
“Mi capitán con todo el respeto que se merece, no he traído polo verde, pero no
se preocupe usted, que así con polo blanco voy a cumplir todo lo que me diga al
100% y algo más”.
Y, el “lobo” Jiménez, cumplió siempre su misión y algo más; tanto es
así que el 22 de abril de 1997, en la operación militar más exitosa del mundo,
dos años después del conflicto con el Ecuador, el “lobo”, el hijo, el amigo, el
promoción, el compañero de armas, el ejemplo, el héroe, en el cumplimiento del
sagrado deber; entrega, ofrece a la Patria, nuestro querido PERÚ, lo más
preciado de todo ser humano, su propia vida, para que todos los peruanos
gocemos y vivamos hoy de la paz, que él tanto anhelo para nosotros.
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