La Fuerza de Submarinos
cumplió el año pasado de 100 años de vida institucional, sin embargo los
antecedentes submarinistas en el Perú
van un poco más lejos.
En 1831 nace en la isla de Santo Tomás, en las Antillas Danesas
(actuales Islas Vírgenes Estadounidenses)
el ingeniero Federico Blume y Otton. Su
padre era alemán y su madre, venezolana, sin embargo luego de realizar estudios
de ingeniería en Alemania viaja en el año 1855 al Perú, fijando residencia a
partir de entonces en Lima.
Blume trabajó en el trazado
y la construcción de los ferrocarriles peruanos, llegando a ser dueño y operador del ferrocarril de Paita, sin embargo tenía
un gran entusiasmo en los temas marinos, por lo que en el año 1866, proyectó y comprobó
teóricamente la construcción de un submarino, proponiendo dicho proyecto al
Gobierno peruano
En el año 1879,
Perú entabló una infortunada guerra contra Chile, en este escenario Blume
decidió construir su submarino utilizando sus propios talleres y recursos. El submarino bautizado Toro, fue
probado navegando por la superficie y sumergido con resultados satisfactorios, por lo que se decidió su
traslado al Callao para ser probado ante las autoridades.
Finalizadas las
pruebas con éxito, el Toro submarino quedó preparado para su empleo en la
guerra, pero con el desenlace de la guerra en el mar, sus equipos tuvieron que
ser inutilizados y a continuación fue hundido con la finalidad de no ser
capturado por el enemigo.
Hoy en día se le
reconoce a Federico Blume y Otton como padre del submarinismo en el Perú,
reconociéndole su visión e iniciativa por confiar en una arma de combate que
más adelante en la historia demostraría su poderío sembrando terror en las
unidades de superficie con una perfecta unión entre el sigilo y la letalidad.
La Armada del Perú,
en la Escuela de Submarinos, tiene un busto del Ing. Federico Blume y Otton,
quien como vigilante guardián observa que se mantenga el nivel de
profesionalismo de los submarinistas peruanos.
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